En la comunidad isoseño-guaraní Guandaré, la familia Montenegro ha contribuido a materializar, día a día, el concepto del vivir bien. Junto a otras 20 familias, en el Parque Nacional y en la frontera del Área Natural de Manejo Integrado Kaa Iya del Gran Chaco, en el departamento de Santa Cruz, han establecido zonas de conservación del bosque y huertos alimentarios medicinales, que están permitiendo conservar la biodiversidad local, proteger el bosque como sumidero de agua de lluvia y cuidar las riberas del Río Parapetí, a través de una gestión sostenible del agua.
La comunidad aprovecha recursos de la flora nativa, que tiene propiedades medicinales, y definió normas comunitarias para el uso racional de los recursos del bosque.
“Cuando vinimos acá hace ya casi 25 años, Guandaré era solo monte, no había condiciones, apenas conseguíamos agua y teníamos que vivir con lo que podíamos”, recuerda Gilberto, el patriarca de los Montenegro, y que es uno de los seis fundadores de la comunidad, que se consolidó desde 1999. Hoy, la joven comunidad cuenta con un panel solar que garantiza energía para la extracción de agua por bombeo y cada casa tiene conexión domiciliaria.
Cada hogar tiene huertos familiares con diversidad de productos y la vida mira a los guandareños con otros ojos. Para la esposa de Gilberto, Aida Espinoza, la posibilidad de acceder a energías limpias y poder desarrollar un huerto familiar que autoabastece a sus hijos y nietos, en cualquier momento, es fundamental.
Las mujeres establecieron huertos hortícolas de producción agroecológica, que permiten proveer de alimentos frescos y nutritivos para la comunidad, generando, además, ingresos económicos adicionales por la venta de productos en comunidades vecinas. ONU Bolivia apoya a la comunidad Guandaré, a través del proyecto de gobernanza inclusiva del agua, energías limpias y buenas prácticas de alimentación y salud en tiempos de pandemia por COVID-19, con el financiamiento de TICCA, a través del Programa de Pequeñas Donaciones (PPD).