Durante años, el monocultivo de maíz, yuca y arroz, junto con el uso recurrente del fuego para eliminar rastrojos, dejó cicatrices profundas en esta comunidad de San Buenaventura, en el departamento de La Paz. La quema, heredada de tradiciones antiguas, destruía la materia orgánica esencial, empobreciendo el suelo y eliminando la biodiversidad, favoreciendo la aparición de plagas y enfermedades, y sumiendo a la economía familiar de la región en una espiral de pérdidas.

El Proyecto Bosques Sostenibles, una iniciativa financiada por la plataforma medioambiental de la Unión Europea y Suecia e implementada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ofreció a la comunidad dejar las viejas prácticas y abrazar la estrategia de los SAF.

La comunaria Dolores Mercier es el testimonio vivo de una de las familias que transformó la adversidad en una oportunidad. Además de cumplir su sueño de criar abejas nativas sin aguijón, tiene una parcela agroforestal para producir leguminosas, como la mucuna enana, que enriquece el suelo con nutrientes y materia orgánica, y la canavalia, generadora de sombra para el cacao y el copoazú.

Para consolidar este sistema de vida, habilitó su vivero familiar y comenzó a experimentar con nuevas especies, entre ellas cacao, copoazú, cerebó, huasicucho, mara y asaí, sembrando las semillas proporcionadas por el proyecto, transformando la adversidad en esperanza.