En el departamento del Beni, la recolección de almendra y majo, junto con la producción de yuca, chocolate, arroz y otros cultivos, representa una fuente vital de ingresos y alimentación para las mujeres indígenas de la Amazonía.


Estos recursos no solo sostienen su economía, sino que también garantizan la seguridad alimentaria de sus comunidades. Sin embargo, los incendios de 2024 arrasaron sus hogares y tierras, dejando las cosechas destruidas y el acceso al agua, ya escaso, en un estado crítico.


Mujeres como Yakeline Soliz, madre de tres hijos, lideresa y agricultora de 44 años, de la comunidad Santa Teresa del territorio Indígena Tacana Cavineño, enfrentaron esta crisis. Debido al peligro inminente se vieron forzadas a evacuar a sus hijos a la ciudad de Riberalta.


Como lideresa, ella trabaja impulsando los derechos de las mujeres, el acceso a la educación y la seguridad alimentaria. Su capacidad de organización fue clave para buscar alianzas que les permita enfrentar la emergencia.


Mediante la Central Indígena de la Región Amazónica de Bolivia (CIRABO) fue posible el apoyo de ONU Mujeres a 302 mujeres cabeza de hogar, que atravesaron una situación similar a la de Yakeline.


Cada una recibió 160 dólares, beneficiando en total a 1.510 personas. Esta ayuda económica brindó a las mujeres indígenas del Beni un sustento clave para avanzar en su proceso de recuperación y reconstrucción, permitiéndoles adquirir semillas y alimentos esenciales para sus familias.